domingo, 4 de noviembre de 2007

Algunos consejos sobre embarazo

• Pregunta a tu médico sobre los riesgos en tu lugar de trabajo, como es el caso de trabajar con sustancias tóxicas.
• Como una atleta, debes tener un peso ideal para tu talla antes de estar embarazada. Si sufres de sobrepeso, podrías desarrollar diabetes durante el embarazo y requerir de una cesárea.
• Limita el consumo de cafeína, alcohol, y debes dejar de fumar.
• Toma vitamina B (ácido fólico) para ayudar a prevenir enfermedades de parto.
• Caminar es un excelente ejercicio durante el embarazo.
• En fin, la lista de consejos es innumerable, el más importante, es el asesoramiento médico que el ginecólogo te puede brindar.

Por otra parte, está la organización del ajuar del bebé y el tuyo para el día del nacimiento. Recuerda que es mejor tener todo listo en los últimos meses, nunca se sabe qué puede pasar. También es importante tener elegido el lugar del parto, la clínica o el hospital de tu preferencia y tener demarcado en un calendario, la posible fecha para tener todo preparado.

El ajuar deberá contener pañales y pañitos húmedos suficientes, ropa suave, delicada y apropiada para el tamaño del bebé, copitos de algodón para limpiarlo, toallas higiénicas de maternidad, teteros, pijamas cómodas. Este tipo de cosas dependen mucho de los gustos de cada pareja, y sobre todo, de la opinión del ginecobstetra que esté atendiendo el parto.

Físicamente, el parto es un trabajo que equivale a subir un cerro con una carga de más de 50 kilos. Por lo tanto, es imprescindible que te prepares físicamente para él. Sin embargo, no debes creer que la gimnasia asegura por sí sola un parto sin dolor. Es sólo uno de los procedimientos existentes para facilitar el parto y hacerlo lo menos molesto posible.

El entrenamiento para el parto está orientado a conocer sus diferentes etapas, cómo actuar activamente en ellas y responder, específica y automáticamente, frente a los estímulos que se presentan durante el trabajo de parto. De esta forma, sabes qué está ocurriendo contigo y con tu futuro hijo, en cada momento. Así se elimina el círculo vicioso de temor-tensión-dolor, el cual produce cansancio, disminución de oxígeno y aumento del tiempo de trabajo de parto.

La tensión y el temor hacen que el organismo femenino secrete adrenalina, la cual produce incoordinación de las contracciones uterinas, haciéndolas menos efectivas y prolongando el trabajo de parto. Si estás entrenada no tienes temor durante el parto, sabes utilizar las técnicas de relajación entre contracción y contracción, para recuperar la energía que se gasta durante éstas. Aprendes a conocer las contracciones, su intensidad durante las diferentes etapas del parto y sabes cómo responder ante ellas.

Es así como el período de la dilatación, en el cual las contracciones son de menor intensidad y de mayor intervalo entre una y otra, debe usarse la respiración abdominal o diafragmática.

El diafragma comprime las vísceras abdominales y, a su vez, al útero, el cual reacciona frente a la compresión, produciendo nuevas contracciones. Cuando estas son de mayor intensidad, de más larga duración y de menor intervalo entre una y otra, se usará el jadeo respiratorio. Esta es una respiración costal superior y superficial, la cual hace que el diafragma descienda en un menor grado y, además, produce una acumulación del anhídrido carbónico, produciendo una autoanalgesia. Este tipo de respiración es muy pesada y un poco dañina para el feto; debido a ello, debe emplearse sólo cuando las contracciones sean de una alta intensidad.

Entre contracción y contracción, debes adoptar diferentes posiciones de relajación, ya que así recuperas la energía gastada. Durante el parto, en el período expulsivo, es vital que sepas pujar, para ayudar al nacimiento del niño.

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