domingo, 4 de noviembre de 2007

Padres después del parto

La mujer se sabrá apoyar en su pareja, y él -que se sintió algo alejado durante el embarazo- tiene ahora la posibilidad de participar activamente. También facilita la relación padre-hijo integrándose los tres desde el comienzo. Anteriormente, el primer contacto del niño con su padre se postergaba hasta que tenían el placer de conocerse en la sala de espera.

La experiencia de ver nacer un hijo es realmente impactante y hace que surjan emociones muy primitivas de amor y protección. De inmediato se forma un lazo afectivo con el hijo, pues la vivencia del parto sensibiliza al máximo a los padres. La pareja se fortalece y la comprensión del hombre hacia lo que le sucede a la mujer se incrementa notablemente. Acepta con facilidad el nuevo rol de la madre que ahora no sólo es la compañera mujer, sino también la madre de su hijo a quien desde ahora dedicará gran parte de su tiempo.

Todos los factores positivos pueden convertirse de pronto en los peores enemigos de la relación en pareja si no están realmente convencidos de su nuevo rol. Para no equivocarse, la decisión no debe estar influenciada por presiones externas como la moda, la familia, el médico, etcétera. Se trata de un momento hermoso que no debe convertirse en un trauma.

Actualmente existen grupos de preparación para la paternidad, donde todos los temores que existen son compartidos y confrontados con la realidad para que dejen de entorpecer la feliz promesa del nacimiento próximo.

La información real y objetiva ayuda a combatir temores y prejuicios. La confianza en el médico que controla y atenderá el parto es de máxima importancia, ya que ellos guiarán el nacimiento cuidando el bienestar físico y emocional de la madre y del niño.

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