domingo, 4 de noviembre de 2007

Dolor en el embarazo

Si bien es sabido que la mujer es de los pocos mamíferos que siente dolor durante el parto, la experiencia no tiene que ser del todo desagradable. Este temor ancestral no tiene razón de ser hoy en día. Actualmente, la obstetricia ofrece la máxima seguridad para la madre y su hijo, y reduce o elimina completamente el dolor, en cuanto la madre así lo solicite. Este temor obedece a las influencias culturales, y a miedos internos que la mujer desarrolla por inseguridad.

En muchas tribus indígenas, el parto es visto como algo doloroso y peligroso. Por esto sus mujeres le temen intensamente al proceso del nacimiento y sufren mucho, aumentando los riesgos en el parto. Por el contrario, en otros pueblos donde el parto se ha convertido en un acontecimiento natural y feliz, las mujeres dan a luz sin mayores complicaciones.

Frente al parto se reactivan miedos profundos en la mujer, que poco tienen que ver con la realidad. Así, por ejemplo, el parto es vivido inconscientemente como una separación del hijo que ha permanecido tanto tiempo en plena unión con su madre. Algunas mujeres manifiestan su tristeza al pensar que después del parto el hijo ya no volverá a necesitarlas tanto, ni a estar dentro de ellas. De hecho, el parto es la separación -algo brusca- de dos organismos que han vivido hasta el momento en una dependencia total por parte del primero y en unión absoluta.

Otro factor que suele aumentar el miedo al parto es que se vive, también inconscientemente, como una situación de examen o de prueba donde se pone en evidencia la calidad del producto propio, el hijo como máxima creación personal. En niveles más conscientes pude temerse el comportamiento de la mujer hacia el dolor. Puede temerse a la responsabilidad asumida al tener un hijo, pasar a una segunda generación y sentir cierto envejecimiento

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